CRÓNICA DE UN NUEVO RETO

Este año la “Marxa dels Castells” inició su recorrido en Cervera. Según las predicciones meteorológicas el día se presentaba frío y anunciaban que hacía el mediodía podría llover. Podemos constatar que frío, si que hizo especialmente durante las primeras 2 h, para poco a poco dar paso a unos tímidos rayos de sol que iluminaban las llanuras, campos de la Segarra en cuyos horizontes de la Segarra donde se perfilaban las siluetas de los castillos por lo que tendríamos que pasar.

El protagonista a la 7:00 h de la mañana era el frío, la temperatura rondaba los 0º C y el cuerpo pedía a cualquier precio calentarse, que mejor modo de hacerlo que afrontar los 55 km que la organización nos preparó, cabe destacar como novedad que este año invirtió el sentido de la marcha, aspecto este que propició que el recorrido fuera más duro.

Un estruendoso petardo que creo despertó a todos los habitantes de Cervera anunció la salida, y tras un breve recorrido por algunas calles enfilamos una pista que nos introdujo al cien por cien en la competición.

El primer control llego pronto, pero no nos detuvimos ya que aún no teníamos necesidad de repostar. A partir de este control de paso los marchadores empezaron a estirarse y pudimos comprobar que el recorrido hecho al revés empezaba a tener un efecto psicológico en nuestras piernas. Destacar que el recorrido estaba muy bien mercado y como en anteriores ediciones en los avituallamiento no faltaba de nada, aunque desde aquí queremos decir a la organización que los zumos de fruta es preferible que estén en los avituallamientos nº, 2, 3 y 4, y no a la llegada, y si en esta poder tener un poco de refresco de cola ya que el cuerpo tras el fuerzo agradece la cafeína y el azúcar.

Manteniendo siempre un mismo ritmo y tras el control de paso nº3, ubicado en un bello paraje el cuerpo ya empezaba a acusar el esfuerzo, comimos como siempre mucho plátano, yo hidraté con isotónico y Ale con agua y enfilamos a buen ritmo el siguiente control de paso nº4 ubicado en Guissona, decir al igual que el resto de avituallamientos que realmente fue espectacular, lástima que el cuerpo no nos admitía mucho sólido ni líquido aunque este último era obligatorio tomarlo ya que el frío escondía la sudoración y por lo tanto el riesgo de sufrir una deshidratación y como consecuencia menos grave bajar nuestro rendimiento.

Tras pasar por el Pabellón de Guissona absolutamente preparado y volcado a recibir a los corredores y marchadores, salimos en dirección al control nº 5, sabíamos que este tramo se haría duro y largo como a si resulto. Prácticamente en solitario, alternándonos con algún que otro corredor, avistamos el pueblo donde se encontraba el último control antes de llegar a la meta. Bebimos y ahora si salimos lo más rápido posible (bueno lo que nos permitían nuestras piernas) en dirección a Cervera. Este último tramo aunque corto en distancia (unos 5 km ) nos pareció como si hubiéramos recorrido de nuevo los 50 km anteriores, se nos hizo eterno.



Tras cruzar el punto de la N II ya empezamos a sentir la emoción de haber cumplido un nuevo reto, siempre juntos. Acompañados de otro corredor recorrimos de nuevo algunas calles de Cervera nuevamente se hicieron interminables, hasta que tras cruzar la vía férrea por debajo, enfilamos la última calle que nos llevo de nuevo al Pabellón Polideportivo donde entramos como siempre cogidos de la mano y aunque reventados con una sonrisa de oreja a oreja.

Queremos de nuevo en esta edición FELICITAR a la organización por su excelente trato, especialmente por el calor humano que dispensaban en cada uno de los avituallamientos /controles y sobre todo porque año tras año saben darle a esta marcha un nuevo motivo para que volvamos a repetir.

Toni Duart

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