“La sal es el elemento más imprescindible para la preservación de la vida en este planeta, sin embargo está siendo desprestigiada al atribuírsele efectos nocivos sobre la salud.”
BENEFICIOS DE LA SAL
Hace millones de años, existían los mares primarios, pero al irse transformando la naturaleza terrestre estos mare desaparecieron dejando grandes masas de sal incrustada en la corteza de la tierra, las podemos encontrar a profundidades de hasta 800 metros. Cuevas inmensas con una antigüedad de 260 millones de años.
La sal es el elemento más imprescindible para la preservación de la vida en este planeta, sin embargo está siendo desprestigiada al atribuírsele efectos nocivos sobre la salud. Lo cierto es que la llamada “sal común de mesa” utilizada habitualmente en nuestras casas, poco o nada tienen que ver con la sal natural que existe en la naturaleza, la sal de mesa está compuesta básicamente por cloruro de sodio, yodo y flúor, mientras que la “SAL NATURAL” presenta 84 elementos que sorprendentemente son los mismos que componen el cuerpo humano, además, se hallan en la proporción exacta que el cuerpo necesita.
LA SAL Y SU EFECTO IONIZANTE
La energía eléctrica está compuesta de iones positivos (+) y negativos (-), los científicos han investigado durante muchos años la relación entre las partículas negativas del aire y la salud. En muchos balnearios existen salinas, donde se procede a la aspiración del aire salobre como terapia para sanar a muchos enfermos con diversas enfermedades crónicas.
Ir a la playa y por lo tanto acercarnos al mar es uno de los modelos de turismo más utilizado por los seres humanos. El objetivo principal es el de descansar y regenerarse, o dicho de una manera más técnica recuperar la energía vital.
La energía inherente a todas las cosas cambia constantemente. El crecimiento y el movimiento, produce cambos, signos dinámicos de la energía vital. Si hay algo persistente en nuestro universo físico, es el cambio constante. Por tanto no solo está vivo e interrelacionado con el espacio físico en el que esta ubicado.
Las cosas y las personas sufren cambios físicos con el paso del tiempo. Un entorno determinado bloqueado energéticamente puede hacer que un ser humano no avance a un ritmo normal, bloqueando sus sistemas de oportunidades e n todo su conjunto.
Cada entorno puede actuar de forma positiva como un potentísimo imán o negativa como una inmensa ancla. La energía de los elementos es una parte determinada de nuestra vida y podemos aprovecharla en nuestro provecho
BENEFICIOS DE LA SAL
Hace millones de años, existían los mares primarios, pero al irse transformando la naturaleza terrestre estos mare desaparecieron dejando grandes masas de sal incrustada en la corteza de la tierra, las podemos encontrar a profundidades de hasta 800 metros. Cuevas inmensas con una antigüedad de 260 millones de años.
La sal es el elemento más imprescindible para la preservación de la vida en este planeta, sin embargo está siendo desprestigiada al atribuírsele efectos nocivos sobre la salud. Lo cierto es que la llamada “sal común de mesa” utilizada habitualmente en nuestras casas, poco o nada tienen que ver con la sal natural que existe en la naturaleza, la sal de mesa está compuesta básicamente por cloruro de sodio, yodo y flúor, mientras que la “SAL NATURAL” presenta 84 elementos que sorprendentemente son los mismos que componen el cuerpo humano, además, se hallan en la proporción exacta que el cuerpo necesita.
LA SAL Y SU EFECTO IONIZANTE
La energía eléctrica está compuesta de iones positivos (+) y negativos (-), los científicos han investigado durante muchos años la relación entre las partículas negativas del aire y la salud. En muchos balnearios existen salinas, donde se procede a la aspiración del aire salobre como terapia para sanar a muchos enfermos con diversas enfermedades crónicas.
Ir a la playa y por lo tanto acercarnos al mar es uno de los modelos de turismo más utilizado por los seres humanos. El objetivo principal es el de descansar y regenerarse, o dicho de una manera más técnica recuperar la energía vital.
La energía inherente a todas las cosas cambia constantemente. El crecimiento y el movimiento, produce cambos, signos dinámicos de la energía vital. Si hay algo persistente en nuestro universo físico, es el cambio constante. Por tanto no solo está vivo e interrelacionado con el espacio físico en el que esta ubicado.
Las cosas y las personas sufren cambios físicos con el paso del tiempo. Un entorno determinado bloqueado energéticamente puede hacer que un ser humano no avance a un ritmo normal, bloqueando sus sistemas de oportunidades e n todo su conjunto.
Cada entorno puede actuar de forma positiva como un potentísimo imán o negativa como una inmensa ancla. La energía de los elementos es una parte determinada de nuestra vida y podemos aprovecharla en nuestro provecho
ENTORNO NATURAL SALUDABLE: EL MAR
Según la teoría de la evolución, los primeros aminoácidos -sustancias formadoras de proteínas- se formaron en el mar. A partir de aquí se originó la vida en nuestro planeta. Por ello, desde siempre el hombre ha estado vinculado al agua y ha aprovechado todos los elementos del mundo marino con fines curativos.
El agua y el clima marino, las algas y lodos del mar, la arena, así como otras sustancias extraídas del reino de Neptuno son recursos indispensables para realizar la talasoterapia o cura con el mar.
El término “talasoterapia” -acuñado a principios del siglo XX- proviene del griego thalasso (mar) y therapeia (cura). Resulta normal entonces, que pueblos tan ligados por su historia y su respeto al mar, con héroes como Odiseo y Jasón, fuesen los primeros en advertir la importancia médica del agua del mar. Así, los Asclépiadas, médicos de la antigua Grecia y seguidores de la medicina antigua de “Asclepios”, prescribían inmersiones marinas para tratar enfermedades de la piel. Sin embargo, es con la llegada de la medicina hipocrática que se inicia realmente el desarrollo de la talasoterapia.
De esta época provienen los primeros escritos que detallan el uso terapéutico del agua de mar, sobre todo en el tratamiento de las heridas y enfermedades de la piel. Curiosamente, fueron los pitagóricos los que introdujeron a los griegos en el empleo médico del agua marina.
La salud y longevidad de Pitágoras, aparte de la dieta vegetariana, eran atribuidas a su costumbre de bañarse en el mar a diario durante todo el año. Costumbre que siguieron muchos personajes en la antigua Roma.
Según la teoría de la evolución, los primeros aminoácidos -sustancias formadoras de proteínas- se formaron en el mar. A partir de aquí se originó la vida en nuestro planeta. Por ello, desde siempre el hombre ha estado vinculado al agua y ha aprovechado todos los elementos del mundo marino con fines curativos.
El agua y el clima marino, las algas y lodos del mar, la arena, así como otras sustancias extraídas del reino de Neptuno son recursos indispensables para realizar la talasoterapia o cura con el mar.
El término “talasoterapia” -acuñado a principios del siglo XX- proviene del griego thalasso (mar) y therapeia (cura). Resulta normal entonces, que pueblos tan ligados por su historia y su respeto al mar, con héroes como Odiseo y Jasón, fuesen los primeros en advertir la importancia médica del agua del mar. Así, los Asclépiadas, médicos de la antigua Grecia y seguidores de la medicina antigua de “Asclepios”, prescribían inmersiones marinas para tratar enfermedades de la piel. Sin embargo, es con la llegada de la medicina hipocrática que se inicia realmente el desarrollo de la talasoterapia.
De esta época provienen los primeros escritos que detallan el uso terapéutico del agua de mar, sobre todo en el tratamiento de las heridas y enfermedades de la piel. Curiosamente, fueron los pitagóricos los que introdujeron a los griegos en el empleo médico del agua marina.
La salud y longevidad de Pitágoras, aparte de la dieta vegetariana, eran atribuidas a su costumbre de bañarse en el mar a diario durante todo el año. Costumbre que siguieron muchos personajes en la antigua Roma.
Sin embargo, durante la Edad Media la talasoterapia quedó olvidada debido a la peligrosa aparición de piratas en las rutas marinas y las costas. Durante el romanticismo, se recuperó el interés por el uso terapéutico del mar en Gran Bretaña cuando los aristócratas ingleses, encabezados por el príncipe de Gales Jorge IV, inauguraron los baños de mar en una pequeña localidad del canal de la Mancha llamada Brighton. Posteriormente en el siglo XIX, la moda del baño de mar llegó al continente europeo y desde entonces su práctica ha ido en aumento.
UNA MEDICINA EFECTIVA
UNA MEDICINA EFECTIVA
La riqueza mineral del agua de mar se debe a la considerable cantidad de minerales y oligoelementos que contiene, convirtiéndola en una verdadera medicina para remineralizar nuestro organismo. Cuando nos sumergimos en ella, el primer efecto positivo lo experimenta el sistema parasimpático. Tras el choque inicial de la temperatura, el sistema nervioso empieza a sedarse por la acción del agua sobre las terminaciones nerviosas de nuestra piel. Además, por su abundancia en plancton resulta un elemento vivo con propiedades antibióticas y estimulantes del sistema inmunitario.
Otro efecto positivo de la talasoterapia es el masaje que realizan las olas (con su continuo movimiento ondulatorio) sobre nuestro cuerpo. Su alta densidad convierte al baño marino en una especie de sesión de masaje acuático, cuyos movimientos oscilan entre el leve roce y el golpe ligeramente violento, poniendo en juego la actividad muscular a la vez que proporciona una mayor elasticidad y firmeza a los músculos. Por otra parte, la mejora del estado del sistema circulatorio es otro de los beneficios que se obtienen del oleaje marino. Éste es el responsable de las sutiles y lentas variaciones de la temperatura del agua y la consiguiente transmisión de estímulos térmicos al organismo, siendo estos estímulos los que producen una serie de respuestas en los vasos sanguíneos.
Además, la presión hidrostática del agua de mar provoca una compresión de las zonas sumergidas de nuestro cuerpo durante el baño y, por tanto, también de las venas. Este fenómeno favorece el retorno de la sangre venosa al corazón, activando la circulación. En este sentido, los baños marinos constituyen la terapia ideal para las personas con problemas de várices y de circulación en general.
Con el tiempo, los baños constantes, combinados con el sol y el aire, generan más efectos positivos para nuestra salud. Para empezar, la piel es el órgano más extenso e importante, puesto que absorbe de forma tópica -a través de los poros- los minerales ionizados que contiene el agua de mar y que penetran en el organismo difundiéndose rápidamente.
Las sales disueltas en el agua realizan una profunda limpieza de la piel, que tras varios baños se regenera y fortalece sus últimas capas dérmicas. Es más, estos elementos que traspasan la piel durante el baño, contribuyen a conservar y mejorar su brillo y elasticidad, pudiendo incluso, detener algunos problemas dermatológicos como la soriasis. Asimismo, la acción de las sales marinas, junto con la temperatura y la acción mecánica del agua yodada, disuelven depósitos tóxicos y favorecen la eliminación de toxinas a través de la orina y las deposiciones; efecto que se potencia si se bebe agua marina durante el baño. Por último, la absorción del yodo a través de la piel propicia un aumento del apetito.
Estar rodeado por el mar es una acción que se remonta en el tiempo a la época antigua. Las playas durante siglos fueron lugares solitarios. Allí donde iba a morir el océano. Un lugar considerado enigmático por la antigüedad clásica. Descifrar los misterios del mar era una forma de descubrir las claves del universo y del mundo. El mar era también una fuente de dolor para los sabios. En el siglo diecisiete se repetirá, sin que nadie llegue a creérselo del todo, que Aristóteles se había suicidado por no haber sabido resolver la compleja cuestión de las corrientes de un estrecho, el Euripo, situado entre las antiguas Eubea y Beocia.
En el XIX, la emoción que el mar suscita en los poetas románticos será una baza importante para redefinir la relación del hombre con la naturaleza marina. Esta emoción coincide en el tiempo con la teoría médica entonces en alza que celebra los beneficiosos efectos del mar sobre la salud de los jóvenes. Pero el gran salto se dará con las riadas de bañistas hacia el litoral que comienza alrededor de 1750. Lo último en materia de ocio y descanso serán los balnearios, que desde Inglaterra, Alemania y Holanda se extenderán por toda Europa.
Además, la presión hidrostática del agua de mar provoca una compresión de las zonas sumergidas de nuestro cuerpo durante el baño y, por tanto, también de las venas. Este fenómeno favorece el retorno de la sangre venosa al corazón, activando la circulación. En este sentido, los baños marinos constituyen la terapia ideal para las personas con problemas de várices y de circulación en general.
Con el tiempo, los baños constantes, combinados con el sol y el aire, generan más efectos positivos para nuestra salud. Para empezar, la piel es el órgano más extenso e importante, puesto que absorbe de forma tópica -a través de los poros- los minerales ionizados que contiene el agua de mar y que penetran en el organismo difundiéndose rápidamente.
Las sales disueltas en el agua realizan una profunda limpieza de la piel, que tras varios baños se regenera y fortalece sus últimas capas dérmicas. Es más, estos elementos que traspasan la piel durante el baño, contribuyen a conservar y mejorar su brillo y elasticidad, pudiendo incluso, detener algunos problemas dermatológicos como la soriasis. Asimismo, la acción de las sales marinas, junto con la temperatura y la acción mecánica del agua yodada, disuelven depósitos tóxicos y favorecen la eliminación de toxinas a través de la orina y las deposiciones; efecto que se potencia si se bebe agua marina durante el baño. Por último, la absorción del yodo a través de la piel propicia un aumento del apetito.
Estar rodeado por el mar es una acción que se remonta en el tiempo a la época antigua. Las playas durante siglos fueron lugares solitarios. Allí donde iba a morir el océano. Un lugar considerado enigmático por la antigüedad clásica. Descifrar los misterios del mar era una forma de descubrir las claves del universo y del mundo. El mar era también una fuente de dolor para los sabios. En el siglo diecisiete se repetirá, sin que nadie llegue a creérselo del todo, que Aristóteles se había suicidado por no haber sabido resolver la compleja cuestión de las corrientes de un estrecho, el Euripo, situado entre las antiguas Eubea y Beocia.
En el XIX, la emoción que el mar suscita en los poetas románticos será una baza importante para redefinir la relación del hombre con la naturaleza marina. Esta emoción coincide en el tiempo con la teoría médica entonces en alza que celebra los beneficiosos efectos del mar sobre la salud de los jóvenes. Pero el gran salto se dará con las riadas de bañistas hacia el litoral que comienza alrededor de 1750. Lo último en materia de ocio y descanso serán los balnearios, que desde Inglaterra, Alemania y Holanda se extenderán por toda Europa.
1 comentarios:
Mucha e interesante información, excelente artículo, muchas gracias!
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